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martes, 20 de noviembre de 2018

La música en el cine



Banda sonora

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Banda sonora (soundtrack en inglés) es la parte de sonido y el resultado de la edición de diferentes pistas, ya sean diálogos, sonidos, música diegética y música incidental. Normalmente, y con raras excepciones, el término alude solamente a la música de una película o a la comercialización de los temas musicales de una obra como videojuegos, programas de televisión y radio, etc. Desde un punto de vista musical, se entiende como banda sonora aquella música tanto vocal como instrumental compuesta expresamente para una película, cumpliendo con la función de potenciar aquellas emociones que las imágenes por sí solas no son capaces de expresar. Cuando la banda sonora es creada expresamente para una obra determinada y no utiliza música preexistente se le denomina Banda Sonora Original, abreviado como BSO o B.S.O. (en inglés OST, Original Soundtrack).
Algunos de los más conocidos compsitores de bandas sonoras para el cine son: Ennio MorriconeVangelis (Evangelos Odysseas Papathanassiou)John WilliamsJames Horner y Hans Zimmer, entre otros.
La banda sonora de una película, en su sentido físico, puede ser de dos tipos: magnética u óptica. En el primer caso, una o varias bandas de grabación magnética discurren por los bordes de la tira de película. Al ser leídas estas líneas por un aparato en sincronía con la proyección, se generan los sonidos de manera similar a como lo haría un lector de casetes. En el caso de las bandas sonoras ópticas, se trata de zonas de oscuridad y luz en uno o dos lados de la cinta de la película. Las distintas intensidades de luz, se convierten luego en impulsos eléctricos creando el conjunto de la banda sonora.
También se utilizan, aunque no tan frecuentemente, sistemas de sonido digital, basados en puntos sobre la película que se convierten en sonido a través de diversos métodos, algunos todavía experimentales.

Las mejores Bandas Sonoras (parte1)


Primeros pasos

Los primeros intentos de incorporar la banda sonora a las películas se basaban en el funcionamiento a la par, con los problemas consiguientes, del proyector y un fonógrafo. En realidad, en muchas de las mejores salas de proyección ya existía el "acompañamiento musical", normalmente proporcionado por un piano o pianola. También se presentaban las películas o se narraban por alguien del propio local cinematográfico o por alguno de los actores o realizadores, en las proyecciones más destacadas. Si alguna cinta perdía interés por parte del público, se le animaba en ocasiones con números musicales o actuaciones de toda índole, antes, durante o después de la proyección.

Grabación de música.
Otro avance significativo se dio con la creación del cronófono, con el que se consiguió una mejor sincronía entre las canciones que reproducía el fonógrafo y las imágenes, aunque aún tenía fallos muy apreciables en el sonido hablado. El sistema encarecía notablemente la producción cinematográfica y la guerra de 1914 paró casi totalmente su utilización.

Más intentos

Otro avance significativo se dio con la creación del cronófono, con el que se consiguió una mejor sincronía entre las canciones que reproducía el fonógrafo y las imágenes, aunque aún tenía fallos muy apreciables en el sonido hablado. El sistema encarecía notablemente la producción fílmica y la guerra de 1914 paró casi totalmente su utilización.
Investigaciones de las compañías estadounidenses General Electric y Western Electric, crean sistemas para poner sonido en la propia película, destacando en un principio el sistema Vitaphone que hizo que la Warner Bros saliera del bache en el que caía con el cine mudo. Así se crearon las primeras películas sonoras, con música pero sin habla. El propio El cantante de jazz (1927) (también citado como El cantor de jazz) no era hablado, sino "cantado". En el año siguiente se presentó Lights of New York (1928) que sí era totalmente sonora.

La banda sonora en el cine

Desde un principio los cineastas se propusieron que el cine, tan precario en sus comienzos, se pareciera en lo posible al mundo real. Entre los primeros y principales objetivos de los pioneros, estuvo siempre el de conseguir el sonido y el color.

Orígenes

En 1896, a menos de un año de la presentación del aparato mudo, Edison patentó ya su Quinetófono, que combinaba la mecánica fílmica con la fonográfica. Desde los primeros momentos, como se relata anteriormente, la música era interpretada en directo ante la pantalla. Personas especializadas, entre ellas «el explicador», contaban lo que sucedía y mediante artilugios hacían los ruidos, viento, tempestades, trinos de pájaros y otros, que eran utilizados para una mejor comprensión del lenguaje de las imágenes mudas. El sonido aumenta la impresión de realidad. Dota al filme de continuidad sonora. Es un mecanismo para conseguir unidad.
De esta manera, y con predominantes de la música y el sonido, las grandes compañías del cine se lanzaron a una producción desenfrenada de películas con canciones, musicales completamente e incluso con baile o solo de baile. El público se volvía loco por la novedad. Era el music hall para todos, el teatro de variedades para el universo entero.
Pero además existía otra explicación: aunque desde muy pronto se crearon sistemas de doblaje, estos eran caros y laboriosos y Hollywood no se podía permitir perder a los clientes extranjeros con su fuerte inyección de ingresos. Así y para no perder al público que no entendía inglés, en un principio, y hasta que el doblaje se perfeccionó y abarató, las películas musicales fueron las más lucrativas.

Apogeo

Desde aquí hasta Cantando bajo la lluvia, en la época de la cumbre de la comedia musical estadounidense todo fueron ganancias.
Por otra parte, el hecho de que el cine, prácticamente desde sus comienzos, fuera acompañado por música (pianistas, orquesta o Wurlitzers) significó primero para la llegada del sonido todo un problema pero luego, uno de los aportes más completos a su estética. Las primeras películas sonoras siempre tenían la música en forma de obertura, canciones y de alguna que otra música saliendo de lugares verosímiles (radios, orquestas, etc.). La gran pregunta era: ¿De dónde sale la música, como se van a creer una película donde la música no sale de ninguna parte? Por esto, si una escena romántica necesitaba música de violín, se realizaba la escena en un parque, para que al principio apareciera el violinista en una toma. Este hecho, para algunos caprichoso, duró hasta entrados los años 40, cuando Hitchcock, dirigiendo "Bote Salvavidas", decidió no utilizar música porque: ¿De dónde podría provenir ésta en medio del mar? A lo que David Raksin, el compositor, le respondió: ¿De dónde vienen las cámaras?
La música en el cine comienza realmente con la obra de aquellos europeos exiliados que llegan a Estados Unidos buscando trabajo, y lo consiguen en el naciente cine sonoro. Korngold, Steiner, Waxman, Tiomkin, Rózsa son nombres recordados en la historia del cine. ¿Qué sería de Robin Hood sin las fanfarrias de Korngold, o Scarlett O'Hara sin Steiner? De hecho, fue este último quien, siendo discípulo de Gustav Mahler en Viena, decidió transformar King Kong en una obra musical instrumental. Esta decisión, en conjunto con el productor, transformó la historia del cine, pues desde allí las BSO fueron de extrema importancia.

Decadencia

Aunque desde los años 60 la música del cine comenzó a funcionar como un fin comercial para vender discos (especialmente tras el éxito de los Beatles), la mayoría de las películas no dejaron de tener bandas sonoras «incidentales» que fueran complemento de la acción dramática. Así lo hicieron compositores que habían alcanzado sus obras maestras en los años anteriores, ahora realizando aportes interesantes, pero quizás menos valorados. Este es el caso de Bernstein, Raksin y sobre todo Bernard Herrmann, probablemente el gran genio de la música cinematográfica.

Resurgir

En los últimos 30 años algunos compositores de renombre le han dado nuevas valoraciones por parte del público a las bandas sonoras. Ejemplos de esto son John WilliamsJerry GoldsmithJoe HisaishiHans ZimmerJames Newton HowardDanny ElfmanBasil PoledourisJames HornerVangelisNicola Piovani, o Ennio Morricone.
Algunos discos aún siguen vendiéndose por millones, como El rey Escorpión y la canción de I Stand Alone de GodsmackChariots of Fire y Blade Runner de Vangelis, La pantera rosa de Henry Mancini, o La misión de Ennio Morricone.[cita requerida]

Origen del cine y su música




Cuando en 1895 los hermanos Lumiere presentaron El cinematógrafo no podían imaginar lo que esto iba a suponer para la historia. Eran imágenes al azar que duraban 5 o 10 minutos, pero que captaban la atención de un público embelesado. Sin embargo, en 1903 un americano llamado Porter presentaría la ‘primera’ película hecha con los ingredientes típicos de una producción; historia, actores, lugares etc. 

Así nacería el séptimo arte;



  • Pintura
  • Escultura
  • Danza
  • Arquitectura
  • Literatura
  • Música
  • Cine



En aquellos tiempos era propio que en las salas de producción hubiera un piano o pianola que acompañase la filmación amenizando con música las escenas que contemplaban los espectadores. Todavía no era posible ver y escuchar en un mismo film las imágenes con el sonido. Eran tiempos del ‘cine mudo’.Hasta que en 1928 se presentó Lights of New York, la primera película sonora de la historia. Aunque muchos consideran a El cantor de jazz (The Jazz Singer) que se estrenó el 6 de octubre de 1927 como la primera película con BSO.

Aquellos años locos hizo que se produjeran comedias, musicales y más comedias y musicales. El público deseaba divertirse y escuchar música y sobre todo ‘verla’ con sus ojos a través de las historias que se contaban. Eran películas desenfadadas.

1933
Sitting Pretty
Harry Revel

Una vez Max Steiner explicó; “En aquella época, en las películas dramáticas se usaba la música únicamente cuando lo exigía el guión. Entre los productores, directores y músicos dominaba siempre el miedo a que les preguntaran de dónde salía la música. Por eso no ponían nunca música, a menos que pudiera explicarse por la presencia de una orquesta, fonógrafo o radio, que ya estaba especificado en el guión”. Productores y directores “empezaron a añadir un poquito de música aquí y allá para acompañar escenas de amor o secuencias mudas”.Al principio, la música se ajustaba a la acción de modo bastante burdo, y se tomaba de los archivos musicales. En 1933, con la película King Kong, Max Steiner demostró lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes del film.






El eterno dilema de las bandas sonoras es; ¿Debe acompañar a la película como un complemento más que imprima carácter a las escenas? ¿O debe tener su propia identidad, su propia personalidad que cautive al espectador, en independencia de la película? A veces se dice que la música no debe tener más protagonismo que la propia película. 

Lo cierto es que hay películas que recordamos por su banda sonora, como fue el caso de La Pantera Rosa, de Henry Manzini, o Love Story, de Francis Lai. Si la música es un arte singular, y por eso hay coleccionistas de bandas sonoras, ¿No debería tener su sello de identidad? No quiero decir que uno deba componer algo y ‘pegarlo’ en la película, pero si la música es de calidad ¿No es posible que sea la propia película la que no alcance el nivel deseado? Puede ser que en ese caso los coleccionistas compren la banda sonora, aunque tal vez no les haya gustado el film. Si destaca más que la película, ¿Quién, de los amantes de bandas sonoras, rechazará una música de calidad?

Yo siempre he pensado que existen tres tipos de compositores; Los de ‘butaca’; los de ‘sofá’, y los ‘mixtos’. ¿A qué me refiero? La música de los compositores de ‘butaca’ es la que crea una atmósfera que rodea la película, y sonidos que realzan las escenas, siendo estas las principales protagonistas. Un ejemplo claro de un compositor que ha realizado bandas sonoras de butaca es Jerry Goldsmith, con títulos como; ‘El planeta de los simios’, La Profecía o Alien. La película adquiere un clímax que consigue envolver al espectador. Un experto en conseguir su objetivo era Bernard Herrmann. Y una película de clímax fue ‘Psicosis’ de 1960. Hay muchos aficionados que admiran este estilo que sigue aportando riqueza musical al cine. 

La música de los compositores de ‘sofá es más melódica, más intimista. A veces no necesitas la película para disfrutar de su banda sonora. Un ejemplo de un compositor que ha realizado música de ‘sofá es James Horner con títulos como Braveheart, Leyendas de Pasión o La tormenta perfecta. Tal vez coloques tu CD en el lector y cierres los ojos para relajarte y disfrutar un rato de música, eso, simplemente música de buena calidad, y puede que consiga evocarte momentos dulces o amargos, tristes o alegres. A lo mejor ni te acuerdas de la película, pero estás en éxtasis al disfrutar de la armonía de los instrumentos cuando alcancen momentos cumbres o sientes que se te llena el alma de satisfacción. Un compositor que siempre lo consigue es Miklós Rózsa y Ben – Hur es un ejemplo ¿Verdad?

Y después los hay que pululan de un estilo al otro como es el caso de John Williams, tal vez el más grande compositor de la historia de la música de cine. Algunos títulos de ‘butaca’ serían; Tiburón, la saga de Indiana Jones o Parque jurásico. Cuando escuchamos dichas partituras casi podemos sentir la sombra del ‘bicho’ persiguiéndonos, o a Indiana haciendo de héroe. Sin embargo, otros títulos como La lista de Schindler, Quédate a mi lado o Sabrina y sus amores le identifican más claramente como un compositor de ‘sofá’. 

En la película que hizo su amigo Steven Spielberg, Williams nos transmite a la perfección el sufrimiento y el dolor de la injusticia que traspasa más allá de la época nazi. Cuando murió mi padre fue un momento muy difícil para mi familia. Al llegar a la casa, mi madre estaba escuchando La lista de Schindler. Y siempre que la escucho me evoca aquellos momentos tristes y difíciles. Otro gran compositor que ha sido capaz de transmitir los sentimientos y plasmarlos en un piano es Dave Grusin, y por supuesto ¿Quién no piensa en Ennio Morricone o Georges Delerue?

A través de esta guía veremos como hay compositores que se decantan más por el estilo clásico en el sentido relativo de la palabra, como es Miklós Rózsa. Un estilo que han perpetuado a través de su carrera con el uso de los instrumentos ‘de siempre’. Grandes orquestaciones que le han dado una continuidad a la música que hicieron famosa Gustav Mahler, Rachmaninoff, Bethoven, Chaikoski y otros grandes de la historia de la música clásica. Es lógico pues la gran mayoría han estudiado dicha música y han admirado a sus maestros. Como ya he dicho es muy posible que los compositores de bandas sonoras serán los clásicos del siglo 20 y 21. 

Otros en cambio están en una línea de corte más vanguardista utilizando, además de los sonidos de siempre, mezclas de sonidos electrónicos y el uso del ordenador, como es Hans Zimmer o Thomas Newman, hijo de uno de los más grandes y clásicos de la historia; Alfred Newman. Además, Hans Zimmer, con su fuerza y vigor, transmite la energía que intenta producir la película, como es el caso en ‘La Roca’, ‘El Pacificador’, o ‘Llamaradas’.

Como en todas las facetas de la vida, los compositores han vivido sus grandes momentos, que a veces se repiten, y otras en cambio nunca más vuelven a venir. Son períodos de ‘inspiración’ fecunda como tuvo James Horner entre los años 1993 y 2000 con sus temas más significativos, como Titanic, Braveheart, Leyendas de Pasión, o el Hombre bicentenario. Maurice Jarre tuvo un período similar entre los años 1962 y 1970, con temas como Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia o La caída de los dioses. Otros han mantenido una trayectoria de ‘in crescendo’, hasta alcanzar una madurez y un equilibrio casi perfecto como es el gran John Williams, que a sus años nos está obsequiando con su mejor música.

Quizás uno de los compositores más solicitado en este momento sea Hans Zimmer y no es para menos pues los trabajos de estos últimos años han sido de gran calidad artística y musical. Como ‘Gladiador’, ‘Peral Harbor’, El príncipe de Egipto ‘Spirit’, y El último Samurai. Zimmer que tiene grandes admiradores, y conozco unos cuantos, como un buen amigo de Bilbao, sabe cuales son las notas más idóneas para cada partitura. Y es capaz de hacer grandes obras melodramáticas con toques de clasicismo, hasta obras casi subrrealistas como es ‘Black Hawk derribado’, pasando por hermosas obras infantiles, tal es el caso de ‘El Rey león’, o ‘El príncipe de Egipto’, y mas recientemente ‘Spirit’.

Como ha sucedido en otras áreas de la vida cuando convergen varios factores positivos a la vez el resultado puede ser maravilloso. Ocurrió en la época de Pelé y la mejor selección del mundo de Fútbol, o la Holanda de Cruyff, o en el cine a las películas míticas de Ben-Hur, El Padrino, o más recientemente Salvar al soldado Ryan, donde director, película, protagonista y compositor están sublimes y el Cóctel que se forma es difícil de repetir. Es una simbiosis perfecta, un binomio increíble; buena música y una gran película. 

Qué sería del cine sin música… ¡y de la música sin cine! Ah, al fin queda inaugurada la sección “Cine y música”. Así de primeras suena pesadita, pero prometo no limitarme a las parrafadas en tono académico, al menos no por muchos más días. Prometo críticas de géneros estrechamente relacionados con la música (musical, documental musical, whatever), curiosidades musicales del mundo cinematográfico e incluso mostraros las facetas más musicales de algunos actores/directores. ¿Todavía no os he contado que Jack Lemmon canta? Vale, ya me callo.
Para rastrear los inicios de la música en el cine debemos remontarnos a comienzos del siglo pasado —comienzos del XX pero también los últimos años de la década de 1890—, a la explosión tecnológica y científica de aquellos momentos en los que los hermanos Lumière y George Méliès hacían su magia, en todos los sentidos. Pocas composiciones han sobrevivido de este período, pero no por ello desconocemos el uso que se le daba por aquel entonces a la música, recurso imprescindible en las salas donde se proyectaban las películas que precedieron al sonoro.
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Pese a la ausencia de sonido en las películas, la música cumplía una curiosa función más allá de la de ambientar al espectador: era una herramienta muy útil a la hora de ocultar el sonido producido por el proyector, que distraía la atención del público. Era habitual escuchar a músicos tocando en vivo, especialmente pianistas. Las salas más modestas contaban con un fonógrafo, y en algunos casos incluso disponían de una orquesta sinfónica o un coro, situados tras la pantalla.
Esta música era improvisada, aunque los intérpretes también recurrían a partituras de música clásica o propias del repertorio teatral. Dado el éxito de el cine como nueva forma de entretenimiento estas distintas melodías fueron almacenándose en catálogos, conformado la llamada música de photoplay; eran los propios músicos quienes enviaban las partituras que debían acompañar a cada film. Todo esto fue habitual hasta la llegada de las composiciones originales para películas, siendo la primera de ellas la que realizó Joseph Carl Breil para El nacimiento de una nación, de Griffith.
La música en el cine mudo se utilizaba para crear un tema asociado a los personajes principales o a situaciones argumentales, y el público podía identificar las distintas melodías cada vez que se repetían o variaban. Además, se empleaban diversas secuencias armónicas para representar los diferentes estados de ánimo presentes en la cinta. Todos tenemos en mente algún fragmento de Chaplin o Keaton, e incluso de la Disney primigenia, en los que un alegre personaje —alegre por su rostro, exceptuando claro está a Keaton, pero también por el hilo musical que acompaña al fragmento en nuestra cabeza— camina con aire grácil hasta que su felicidad se ve truncada por un suceso X, al que acompaña una música muy distinta… ¿verdad?
Sobre las distintas secuencias armónicas surgían las improvisaciones, marcando así efectos visuales como golpes, caídas o carreras. Pero no solo de comedia vive el cinéfilo, y esta música también podía servir para crear tensión más allá de la comedia. Sí, podemos pensar perfectamente en Murnau y en como la música y los efectos de sonido han condicionado casi por completo la experiencia del espectador en las películas de terror hasta nuestros días.
Por desgracia hemos perdido gran parte de esta música que acompañaba al cine en su primera etapa. Por experiencia os invito a acudir a alguna de las proyecciones de cine mudo que tienen lugar en colaboración con pianistas en vivo, puesto que son lo más parecido que podremos encontrar a la experiencia real que vivió el público de la época. No obstante cabe destacar la labor de algunos músicos como Carl Davis, Robert Israel, Timothy Brock o Steven Ball, que han arreglado algunas de estas composiciones pero que también han creado nuevas piezas para acompañar a las películas de la era del mudo.







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